Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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100188
Legislatura: 1887-1888
Sesión: 30 de junio de 1888
Cámara: Senado
Discurso / Réplica: Réplica al Sr. Marqués de Estella.
Número y páginas del Diario de Sesiones: 145, 3043.
Tema: Discusión sobre dimisión del Sr. Martínez de Campos del cargo de Capitán General de Castilla la Nueva.

El Sr. Presidente del Consejo de Ministros (Sagasta): Yo celebro que en la parte que pudieran molestarle alguna de mis palabras, haya quedado satisfecho el Sr. Primo de Rivera, y celebro también que S.S. haya manifestado aquí su opinión respecto de las reformas militares, porque ha dicho, si no estoy equivocado, que en principio está conforme con las reformas militares (El Sr. Marqués de Estella: Mucho), pero que lo que le hacía disentir era la forma en que se habían presentado.

Y celebro esto muchísimo, porque veo unanimidad en todos los partidos, en todas las personas entendidas al respecto de la necesidad de las reformas; necesidad en que cree el Gobierno y que piensa satisfacer lo más pronto posible en bien de todo, del ejército y del país, hasta el punto de que si hubiera tiempo, mientras el Senado se ocupa en la discusión de los presupuestos, todavía podríamos adelantar algo en el Congreso; pero si no, el Gobierno hará todo lo posible para que las reformas sean un hecho en el más breve plazo posible.

Claro está que respecto a la forma en que fueron presentadas estas reformas, que S.S. combate y que han combatido otros, habríamos procurado venir a una transacción semejante a la que conseguimos en la otra Cámara, que es de creer que aquí también hubiera podido conseguirse, por lo mismo que en el Senado hay tantas eminencias militares.

De manera, que por bien de todos, el Gobierno debe plantear por decreto todas aquellas reformas de carácter reglamentario que dentro de la legislación existente puedan hacerse, y dejar para las Cortes aquéllas que sean objeto de medidas legislativas, a fin de no pasar más tiempo sin realizar estas reformas; porque no es conveniente ni es justo estar diciendo al ejército que se van a hacer, y no llevarlas a cabo nunca.

También me felicito de las protestas que S.S. ha hecho respecto de la actitud del ejército, y yo estoy seguro de que, cualesquiera que sean nuestras disensiones y nuestras diferencias políticas, como éstas no han de traspasar el recinto de los Cuerpos Colegisladores, el ejército se mantendrá en los términos convenientes en que debe siempre encerrarse.

Yo entiendo que en el ejército hay un gran sentimiento de disciplina y un gran espíritu de unión, y que a ellos no ha de faltar por nada ni por nadie, mucho menos, Sres. Senadores, cuando Europa tiene fija su vista en España en los cambios que aquí se han realizado, no solo en la parte política, sino en la militar, y el ejército español no ha de defraudar las esperanzas que Europa tiene en él ni ha de manchar su uniforme, prescindiendo de aquel espíritu de unión y disciplina que actualmente le anima.

Yo felicito al señor general Primo de Rivera por haberse hecho eco en esta Cámara de esos sentimientos de unión y disciplina que en nuestro ejército existen hoy como nunca, y que si en otras épocas no ha podido haberlos no fue por culpa suya, sino por las desdichas, por las discordias civiles que hemos padecido; por esto, en aquellos países que han sufrido las mismas desgracias que nosotros, ha pasado lo mismo. Pero aquello ya pasó, y por fortuna de todos, en el ejército reina hoy un espíritu de disciplina que no es fácil que nuestras divisiones políticas puedan ya perturbar. [3043]



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